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23:02 jueves.

Ya tienes X años. Click.
Chasquido de dedos,
crujen nudillos.
La infancia enferma en el subconsciente,
sus sudores fríos,
me curan de espanto,
me enjugo con ellos,
las cuencas vacías de los ojos.

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Ítaca. Siglo XXI

Me niego a ser Penélope. Soy mujer y elijo el camino, elijo mis golpes, yo rijo mi historia, yo trazo la llama, me agito el cabello sobre la cara, que no tiene por qué ser bonita como una estatua griega, ni como una nueva musa heroin chic. Ulises, no te estoy esperando, Soy yo la que va a buscarte, la que leva anclas, la que mueve mares, la que sopla velas. Que ya se ha derramado mucha sangre porque tengo menos fuerza en las manos. Que ya se ha oprimido bastante, borrándoos  a los hombres todo rastro de ternura. Ulises, no me tapo los oídos esta madrugada, ni me ato al mástil de tu barco: Las sirenas publicistas ya no me asustan con su maquillaje de plástico, sus tetas de plástico,  su cerebro de petróleo, que tanto ha manado de mis ojos como lágrimas negras. Por eso esta es la Penélope del siglo XXI. Bienvenido a Ítaca, donde puedo dar el primer paso. Donde no necesit

Negar dos veces es afirmar.

No voy a escribirte un poema por que la distancia que nos separa sea un lago azul donde nadamos con los ojos abiertos, y los peces sin piedad nos muerdan el sexo. No pienso escribirte un poema por todas las copas que no hemos brindado. Por todos los miedos a solas. No voy a escribirte un poema por imaginar con nitidez tu gesto vulnerable, cómo te pasas la mano por el pelo, cómo dejas caer las pestañas como caen los muros -o caemos los espíritus con voluntad débil-. Por la lenta incomodidad de un cuerpo ajeno que deseas tuyo, al preguntarse: ‘si los pájaros han de ser libres qué hacemos aquí, llenándonos las manos de todo lo que no es para nosotros’.   Y cada día más sed, y cada día más hambre, pero no voy a escribir un poema, ¿comprendes? Aunque se recorte tu perfil contra la luna, aunque amarte se parezca cada vez más a un saqueo entre dos seres que todo se lo quitan. No quiero que por error intenten comprenderlo otros labios. No pienso hacernos esto. No vo

Canis lupus.

Aceras manchadas de sangre. Pregunta en el aire. Silencio. Tintineo de moneda. Tus ojos cayendo sobre los míos. Las alas de cien cuervos se posan en el tendido eléctrico. No abandones la noche de tus ojos, los pozos acenagados que ayer no temíamos. Desaliento de mayo, palabra que me robas, solo, amor, solo lo que no te he escrito queda palpitando. Trota un potro herido. Rasgada la piel de seda la espera es un abrigo gris. Cae la noche y la luna se llena de sábanas ásperas, sábanas sucias. Faltan los lobos. Hace cien infancias, amor, que... la penumbra se extiende como un vertido de petróleo -nos llega por el cuello- como un trapo oscuro, como un trapo roto. Un agujero deja ver el marfil de un colmillo. ¿Dónde estás? Nadie aúlla. Temo no verte pulir cristales de hielo, que le entregues tu aliento al frío, que olvides guardarlo en las grietas de tus labios. No olvides, amor, no olvides que nuestras bocas son heridas que supuran juntas . La go